fiestas…
Recuerdo que anhelaba la llagada de diciembre, cada año sacan a la virgen que se resguarda en el atrio de la iglesia de la colonia y la pasean por las calles, una calle por día, es decir que las celebraciones empiezan días antes del 12 de diciembre.
Me parece importante resaltar que a estas alturas podríamos decir que existen muchos tipos de creencias y pensamientos relacionados a un sistema filosófico, pero el hecho es que antes de conocer y cuestionar todo este entorno recordamos que en algún momento de nuestra vida las creencias eran mas que un sistema histórico y espiritual sino que se ligaba de lleno con las tradiciones.
Salíamos mi madre y yo agarrados de la mano y caminábamos varios pasos escuchando los cohetes que aplaudían en el cielo y la banda de músicos interpretaba su canción mas alegre, en la punta del río de personas se observaba al párroco que bendecía cada casa. Recuerdo haber visto a muchas personas enfermas salir a recibir esa señal de fe puesta en manos del hombre con sotana.
Una vez hecho el recorrido la imagen vuelve a su morada, y comienzan los preparativo para la noche que se avecina; ya oscuro la calle se atiborra de puestos de todo tipo de comida inusual como si los puestos hubieran llegado fugazmente en un abrir y cerrar los ojos.
Los juegos mecánicos que parecen no del todo seguros ya están funcionando, los niños la parejas y los amigos se ríen al compás de un ritmo que se distorsiona debido al sorprendente ingeniero de audio, no obstante, la alegría se desborda por las calles.
Las luces y los truenos simultáneos avisan la quema del gigante de caña y pólvora que se encuentra tan excitado como Zeus en sus infidelidades, el espectáculo se convierte en una obra maestra que Dalí no pinto, fondo oscuro y pintura en explosiones.
El toro sale desenfrenado de la esquina contraria echando chispas de lo furioso que se encuentra y barre con aquel que se le ponga en frente, los niños regresan como soldados después de una gran batalla en la guerra de los mundos, sonrientes de haber regresado y algunos otros tratan de apagar sus chaquetas incendiadas por el ataque de la artillería del gigante y su mascota, al final, felices retornan: de regreso de la aventura.
El espectáculo finalizaba con una gran carga de pastelillos con mantequilla mientras mi mama caminaba junto a mi de regreso al hogar.
En ese momento era una gran fiesta en mi cabeza.
Pérez Salinas Ares (F0ryouM@M,Th@nkz4myL!f3)